jueves, 27 de marzo de 2014

Niños temerosos.

Tengo miedo a la oscuridad. Pero no es ese miedo de los niños pequeños, que por excesiva imaginacióm tienden a ver cosas que no hay. Yo, mas bien, tengo miedo a mi cabeza en la oscuridad.
En el momento en el que las luces se apagan y todo queda en silencio, un sentido oculto se despierta. Tus demonios salen de su sueño, transformando todo pensamiento positivo en algo oscuro. Cada amigo en un traidor. Cada familiar es un desalmado. Cada recuerdo en una mentira. Cada esperanza en un agujero.
Lo peor es esa sensación. La misma que uno tiene la primera vez que en Septiembre sale de casa y siente frío. Sientes ese vacío repentino, sientes la pérdida del Verano. Como algo así se puede describir la sensación que se extiende por tu cabeza. Las nubes del día te cubren y empieza a llover. Sueños sin cumplir, esperanzas perdidas, desilusiones, tristeza acumulada. Y te ahogas. Y recuerdos, y cosas que pueden pasar, que pueden cambiar tu vida, y dramas, y futuras perdiciones. Y te falta el aire. 
Pero, al fin y al cabo, todo son imaginaciones o recuerdos. Quizá estés mas cerca de un niño temeroso que de una mente madura, ¿no crees?

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