Hay algo que estos días me ha llevado a fijarme en tus ojos.
A primera vista, son sólo ojos. Unos ojos normales, de un color marrón claro. Quizá sea por la luz, o porque de normal no alzas demasiado la vista, ni te acercas mucho. Pero no hace tanto, me empecé a fijar en que esos ojos no son del color que intentan aparentar. Son unos ojos de un hermoso color verde.
Cuando ese reflejo de sol te dio en los ojos, y salió un pequeño resplandor verdoso, pensé que justo de la luz se trataba. Desde entonces no pude alejar la vista de ellos, buscando de nuevo ese brillo, ese color. Intentando por todos los medios hallar una pequeña pista. Hasta aquel día, en el que tan cerca estabas, que hubiera podido ver el reflejo de mi cara en tus pupilas. Entonces vi, que esos ojos no tenían nada de normales.
Y es que así era, unos ojos verdes oscuro, de un color bastante inusual. Porque, dime: ¿A cuántas personas has visto con los ojos verde claro? ¿Y verde oscuro? Eran simplemente preciosos.
Día tras día, mi vista iba atraída hacia tus ojos, que casi mágicamente cambiaban una y otra vez. Era casi un espectáculo, un deleite observar como la luz jugaba con los colores, trasformándolos, degradándolos, agregando o quitando intensidad. Verde, marrón, miel... y mil tonalidades de cada uno de ellos. Nunca me había perdido tanto en unos ojos.
Supongo que de tanto observar, llegó el día en el que me fijé en que a parte de su color, había algo hermoso en esos ojos. Ese brillo, esa chispa de vitalidad. En todos los ojos se puede distinguir, pero en los tuyos es aún más evidente. Imagino que esa es la razón de que te veas mil veces más alegre, más lleno de vida, mas... tú. Eso me lleva a ver con claridad como estás, si bien, mal, feliz, triste...
Lo más sorprendente es que nadie se da cuenta, nadie se fija en algo tan pequeño pero a la vez tan evidente. Algo tan vital en ti, algo tan característico en tu persona. Tu brillo, tu color.
¿Cómo es que nadie se fija en una de las cosas más bonitas de ti? ¿Cómo nadie es capaz de apreciar lo que para mi es tan obvio e indispensable?
Son esos ojos los que no me dejan pensar en otra cosa, son esos ojos verdes los que me ayudan a seguir. Son esos ojos, los que me gustan más que los demás; son esos ojos verdes, esos que podría observar toda una vida.
Aunque siempre que me paro a pensar en por qué me atraen tanto, a parte de esas dos razones principales, me viene a la cabeza una mayor: ¿No será que esos ojos verdes me gustan tanto por el simple hecho de que te pertenecen?
Me gustan porque cada vez que los miro a ellos, te veo a ti.
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