miércoles, 11 de junio de 2014

Hace un año.

-No, esta vez no.- Pensó ella. -No pienso dejar que se escape ahora, ya he tenido 3 ocasiones en este maldito pasillo y no voy a desaprovechar ni una más.-
Se colocó justo en frente del chico, y avanzó, obligándolo a pegarse contra la pared. Se quiso zafar, pero al encontrarse directamente con la mirada de la morena, éste se quedó petrificado. Ella entró en un pequeño trance, perdida en sus ojos verdosos, pensando en todo aquello que su mente maquinaba:
"Y hoy te necesito. Y ahora sé perfectamente como estuviste, lo que te hice. Me entré de tus intentos de olvido, de tu remontada. Me enteré de que lo conseguiste. Oí que te va bien, que eres feliz, pero una estúpida broma del destino hizo que nos tocaran esas dos habitaciones contiguas en el hotel.

-¿Y por que no?- Dice ahora mi mente. Al fin y al cabo, aún recuerdo tu amor por mi hace casi un año. Siempre un tonto juego, siempre una manera de darnos calor cuando no podíamos soportar el triste frío interno. Pero tu mirada se fue tornando cálida cada vez que te veías reflejado en mis pupilas. Tus bruscos empentones desesperados se convirtieron en suaves caricias, tratándome como una nueva muñeca de porcelana. Tu sonrisa se tornó más tranquila, más sincera. Y tú siempre tratando de ocultar lo inocultable, sin saber que tu mente era una estancia vacía para mi. Eras y eres tan predecible... y aún así te quería. 

Pero tu rabieta de niño al descubrir que ese amor no era del mismo tipo al que tú sentías, me causó una frustración indescriptible. Yo nunca dije que eso fuera de sentimientos más fuertes. Yo supuse que sabrías que eso no era más que mero entretenimiento, que cuando encontrase a la persona indicada todo terminaría. Pero te empeñaste en quererme.

Pero lo cierto es que desde hace un tiempo extraño tus besos. Hay veces que necesito tu contacto, y aunque lo intento no lo puedo sacar de mi cabeza. Necesito ese amor que sólo tú sabías darme. Ese amor sincero. Porque desde hace un tiempo me encuentro sola, y solo ahora veo que contigo no lo estaba.


Y sé que de nuevo estoy siendo egoísta, porque tengo por seguro de que si ahora mismo teniéndote aquí, en el pasillo, a pocos centímetros de mi cara, te digo "Te quiero", todo ese muro que has construido desde hace un año se caerá y se romperá en mil pedazos. Pero... ¿Y por que no?"


(...)


-Lo siento, pero esta vez no.- El chico lo susurró tan bajo que a penas la madrileña pudo escucharlo. Consiguió sacar fuerzas de donde no las tenía, para sostener la mirada a esos intensos ojos oscuros, y posar un ligero beso en sus labios. Se dirigió ante la atónita mirada de ella (que se encontraba inmóvil en el mismo lugar de minutos atrás) a su habitación, sin mirar una sola vez atrás. Por unos segundos la idea de sucumbir de nuevo a lo que le había atrapado un año pareció ganar, y aunque le parecía sumamente inmoral ignorar la expresión de dolor de alguien, en realidad esa era la expresión de dolor de alguien que una vez había ignorado la suya.


La morena se encerró en la habitación, sin poder creer que ese chico inseguro de hace ya un invierno pudiera haberse vuelto tan fuerte. Pero eso no importaba, ahora se trataba de hacerle sentir lo mismo que ya había sentido durante meses. Porque quisiera admitirlo o no, ahora ella estaba más que enamorada, y necesitaba esos ojos verdes con ella.

Pero vaya si era difícil intentarlo, pudiendo escuchar su llanto al otro lado de la pared.

No hay comentarios:

Publicar un comentario